El rally de los alimentos
¿Hasta dónde va a llegar?
¿Qué es lo que está pasando?
En los últimos años, los precios de los alimentos, en especial de los granos, han aumentado a tasas nunca antes vistas. Por ejemplo, el precio del trigo, del 1° de enero de 2005 al 1° de enero de este año, aumentó 187%, el del arroz 88% y el del maíz 122%. De la misma forma, los precios de la soya, la leche, el azúcar, entre otros, han subido de forma exorbitante.
¿Por qué?
China: el acelerado crecimiento chino ha ocasionado un aumento en el PIB per cápita, y en consecuencia un cambio en los patrones de consumo. Evidentemente, el aumento en los ingresos genera un aumento en la cantidad de carne consumida y por tanto en la demanda de alimentos de origen animal. En este sentido, la demanda de carne de res y de cerdo se ha incrementado, sobre todo de China hacia Estados Unidos. Puesto que dichos animales son alimentados con granos, esto ha ocasionado el aumento de la demanda de dichos productos y en consecuencia el encarecimiento de la soya y el maíz, por ejemplo.
La era de los biofuels y la sustitución de cultivos: el encarecimiento del petróleo ha sido una de las principales razones por las que se ha invertido dinero en la investigación y desarrollo de fuentes de energía alternativas, tales como el etanol. Dicho alcohol proviene de la fermentación de azúcares que se extraen del maíz y la soya, por ejemplo, pero el hecho es que el etanol se puede sustraer de prácticamente cualquier elemento orgánico. Debido a ello, el gobierno estadounidense ha otorgado subsidios a aquellos productores agrícolas que sustituyan sus cultivos por aquellos que sean eficientes en la producción de etanol, como lo es el maíz. En efecto, para este año, se espera que el tercio de las cosechas de maíz en Estados Unidos se destinen a la producción de etanol (Ver The Economist, The End of Cheap Food, 6 de Diciembre de 2007). En otras palabras, el aumento sostenido de la demanda de combustible alternativo ocasiona un traslado de la producción de maíz para generar etanol y entonces compite con la demanda de maíz como alimento, tanto para ganado como para seres humanos.
Adicionalmente, los subsidios otorgados por cultivar maíz en Estados Unidos han incentivado a que los productores de trigo y de otros granos estén sustituyendo sus cultivos para aprovechar estos ingresos extraordinarios. Esto ha ocasionado, indudablemente, un aumento en los precios del trigo
El clima: Puede que esta razón no sea tomada tanto en cuenta porque no tiene fundamento económico per se, pero el hecho es que la volatilidad del clima ocasionada por el efecto invernadero – calentamiento global – ha aumentado enormemente el factor riesgo a la hora de cultivar. El efecto es bastante sencillo: por ejemplo, si el clima es demasiado lluvioso, arruina las cosechas y por tanto ocasiona un incumplimiento en los contratos.
La crisis actual y el flight to quality: esta es la explicación más reciente que se le da al famoso rally de los commodities. Y esta va por varias vías. La primera es la depreciación del dólar, misma que ha ocasionado principalmente un aumento en la demanda de metales preciosos como reserva de valor. Sin embargo, hoy en día los inversionistas han buscado refugiarse en otros commodities que se ven más seguros, como el petróleo, el cobre y el maíz. La segunda razón es la demanda de activos como cobertura de inflación, que se ha dirigido igualmente hacia los commodities. La tercera vía por la que están aumentando los precios de los alimentos es por el aumento de la demanda de contratos de futuros debido a que estos se han mostrado muchísimo más rentables que los mercados de acciones.
Y eso, ¿qué implica?
Inflación generalizada: esta es bastante evidente y casi el mundo entero la está viviendo en carne propia, eso sí, dependiendo de los patrones de consumo promedio en cada país. Es decir, la inflación se mide generalmente por medio del índice de precios al consumidor, que se calcula sobre la base del aumento de los precios de los productos que conforman la canasta de consumo, calculada por el banco central. Esto afectaría en mayor medida a los países pobres, debido a que, generalmente, la participación porcentual de los alimentos en su cesta de consumo es más elevada que la que tienen en las de los países más avanzados.
Escasez de alimentos: la sustitución de los cultivos destinados a alimentos por cultivos destinados a la fabricación de combustibles alternativos es una manifestación propia de la competencia que existe entre estos dos mercados. Suena irónico, pero lo cierto es que la población está creciendo y la superficie cultivada no está aumentando en la misma medida. Pareciera que estuviera cayendo. De hecho esto ya está creando inestabilidad en algunos países, sobre todo en los más pobres del mundo, porque los alimentos simplemente no están llegando. Es el caso de Haití, Egipto y Filipinas – para que vean que no es un fenómeno regional – .
¿Qué hay de los gobiernos?
Si se siguen acentuando los aumentos en los precios de los alimentos, podría llegarse a una crisis en términos de seguridad alimentaria, además de pronunciarse el problema de la pobreza urbana y rural. En este sentido, lo que le queda al mundo por hacer es que sus gobiernos intervengan, eso sí, de la manera correcta. Hasta ahora, los hechos nos han mostrado que los gobiernos lo están haciendo de la forma inadecuada. En efecto, hoy en día, a pesar de la existencia de la OMC y de los tratados comerciales en numerosos países, siguen existiendo enormes barreras para el comercio, entre las cuales se destacan los aranceles. Dichos impuestos ocasionan un encarecimiento de las importaciones y por tanto mayores presiones sobre los precios de los alimentos. De la misma forma, los subsidios que está otorgando Estados Unidos a los productores de trigo ocasiona una distorsión en el mercado y crea ventajas comparativas artificiales que terminan por incrementar los precios de los productos relacionados. Por otra parte, están el caso de Rusia y Venezuela, cuyos gobiernos han impuesto controles de precios a numerosos alimentos básicos, que, en vez de ayudar, han desincentivado a la producción y ocasionado desabastecimiento.
Entonces, lo que deberían hacer los países desarrollados es que reduzcan los subsidios y los impuestos arancelarios, puesto que los elevados precios a los que están los bienes agrícolas deberían seguir incentivando a la producción, con o sin subsidios. Asimismo, los gobiernos de los países emergentes - que generalmente son exportadores de commodities – deberían invertir mayores recursos en la producción de alimentos en los que tienen ventajas comparativas, con lo que los agricultores podrían aprovechar un mayor volumen de ingresos.
Entonces, ¿Qué va a pasar?
Lamentablemente, el rally de los commodities parece no haber acabado. A pesar de que el crecimiento mundial esté dando señales de desacelerarse en este año, el crecimiento de la población y de los mercados emergentes seguirán siendo factores que impulsarán a los precios de los alimentos. Hasta tanto los mercados no terminen de descontar todos los efectos de la crisis financiera, el flight to quality se mantendrá y por tanto los precios seguirán en alza. Además, los países desarrollados parecen no tener intenciones de eliminar las barreras al comercio, con lo que seguirán habiendo distorsiones. No queda más que esperar a ver como y cuando podrán intervenir los organismos internacionales, que ya han empezado a mostrar su preocupación por el tema y a proponer salidas para este problema de nunca acabar.
Kevy Nathalie Alcindor
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