La escasez de indicadores durante la semana pasada no impidió que las expectativas sobre Estados Unidos se deterioraran. En efecto, el FMI y el consenso de los economistas redujo significativamente sus expectativas de crecimiento para este y el próximo año.
¿Qué fue lo más importante que pasó la semana pasada?
El martes pasado, la FED publicó la minuta de la última reunión de política monetaria, realizada los días 29 y 30 de enero, en la que se decidió recortar la tasa en 75pb a 2.25%. En ella se destacó que los miembros del FOMC consideraban que el deterioro de la economía iba a ser más largo y profundo de lo que anteriormente se pensaba, al tiempo que envió la señal de que los próximos movimientos de la tasa serían menos agresivos.
Esto quiere decir que la FED está tratando de ponerle un freno a la reducción de la tasa de los fondos federales, que ya va en 300pb desde septiembre, y 200pb en lo que va de año, seguramente por lo baja que ya se encuentra la tasa y porque corre el riesgo de quedarse de manos atadas. Adicionalmente, la FED considera que la política monetaria tiene efectos rezagados en la economía real y que por sí sola no es suficiente para evitar una recesión.
Por otra parte, el FMI publicó dos documentos muy importantes. En primer lugar, dio a conocer la nueva edición del Global Financial Stability Report, en el que se dedica principalmente a dar cuenta del deterioro de los mercados de crédito. Al respecto, el reporte destaca que los riesgos han aumentado en general, tanto para la economía, como para los mercados a nivel mundial. Asimismo, el reporte también explica que las condiciones en el mercado se han deteriorado significativamente, y que por tanto los riesgos para el crecimiento mundial son extremadamente altos.
De este reporte hace eco la publicación del World Economic Outlook, en el que el que organismo internacional recorta las proyecciones de crecimiento del mundo y de casi todos los países. En efecto, recorta el pronóstico de la expansión del mundo de este y el próximo año a 3.7% y 3.8%, respectivamente, desde 4.2% y 4.4% proyectado anteriormente (en el update de enero). Asimismo, el crecimiento de Estados Unidos es fuertemente revisado a la baja, tanto para 2008 como para 2009: el de este año se espera en un mediocre 0.5%, en tanto que el de 2009 se pronostica en 0.6%, desde 1.5% y 1.8% en la estimación dada a conocer en enero.
Esta opinión no es aislada. En efecto, esta semana también se dio a conocer la encuesta mensual de Bloomberg correspondiente a abril, en la que el promedio de los 62 economistas encuestados recortó el crecimiento de este año a 1.3%, desde el 1.4% pronosticado en marzo. En particular, ahora los economistas están esperando un crecimiento nulo tanto para el primer como el segundo trimestre de este año. En otras palabras, los datos económicos dados a conocer hasta ahora ya no apuntan simplemente a que Estados Unidos está en recesión, sino que esta va a ser más pronunciada y más larga de lo que se estaba esperando.
¿Y qué más pasó?
Adicionalmente, los efectos se están resintiendo hasta en los sectores en donde se esperaba un mejor desempeño. De hecho, esta semana se dio a conocer la balanza comercial correspondiente a febrero, donde se reportó que el déficit comercial había aumentado a US$ 62,300 millones de dólares, cuando se esperaba que cayera a US$ 57,500. Esto se debió a que el aumento de las importaciones superó ampliamente al de las exportaciones, debido principalmente a que el valor de las importaciones petroleras se disparó.
Esto sin duda es bastante preocupante, puesto que la depreciación del dólar, que está abaratando las exportaciones estadounidenses debería ayudar a contraer el déficit comercial. Sin embargo el fuerte aumento de los precios del petróleo está afectando negativamente a esta ecuación y desfavoreciendo entonces al sector comercial estadounidense.
Aunado a ello, el índice de precios a las importaciones aumentó 2.8% en marzo con respecto a febrero, acelerándose luego de haber crecido 0.2%, lo cual fue, una vez más, impulsado por el incremento de los precios de las importaciones petroleras (+9.1%). Por otro lado, el índice de confianza de los consumidores publicado por la Universidad de Michigan volvió a caer, esta vez a 63.2 puntos, y con ello se ubicó en niveles mínimos de más de veinticinco años, resultado que es bastante preocupante en lo que a perspectivas de consumo.
En suma, esta semana fue bastante negativa en lo que a indicadores económicos se refiere, y no ha hecho más que reforzar el hecho que la situación en Estados Unidos va para rato y va a ser peor de lo que todos pensaban.
¿Qué se espera para esta semana?
Esta semana será bastante agitada en lo que a indicadores se refiere, y seguramente generará un deterioro en las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos. El dato más importante será el de las ventas al menudeo este lunes 14, que se espera no presente cambios en marzo con respecto a febrero. De arrojarse un resultado alineado con las expectativas, el próximo paso que tomará el consumo será el de contracción y por tanto, consecuencias nefastas para la actividad productiva.
Hablando de producción, esta semana se darán a conocer varios indicadores manufactureros regionales de abril (Nueva York y Filadelfia), donde se esperan nuevas contracciones. Pero lo más importante al respecto será la publicación este miércoles 16 de la producción industrial, que se espera caiga 0.1% en marzo.
En lo que a inflación se refiere, se dará a conocer el martes 15 el índice de precios al productor, que debería, según las expectativas, aumentar 0.7% en marzo. Asimismo, se publicará el índice de precios al consumidor, que se espera aumente 0.3% en el mismo periodo.
En pocas palabras, se esperan muchos datos para esta semana, acompañados de los reportes trimestrales de las empresas estadounidenses, que serán igualmente objeto de nuestra atención.
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