Aunque abundaron los datos económicos durante la semana pasada, la atención de los mercados estuvo centrada en las noticias alrededor de los reportes preliminares de los bancos estadounidenses, que, para sorpresa de todos arrojaron resultados positivos, que pudieran haber sido por las nuevas reglas de cálculo de fair value.
¿Qué fue lo más importante que pasó la semana pasada?
Si bien se dieron a conocer numerosos datos económicos, los mercados no hicieron más que prestar atención a los reportes preliminares que dieron a conocer los bancos y que, al parecer, resultaron positivos.
Aunque varios de dichos reportes, entre los cuales destacaron los de Goldman Sachs, Citigroup y JPMorgan, atribuyeron sus utilidades a los ingresos por trading, es posible que se hayan visto favorecidos por las modificaciones que sufrieron las reglas de contabilidad, que entraron en vigencia hace algunas semanas. Dichas reglas se refieren al llamado fair value. Este concepto se utiliza para referirse al precio potencial de algún activo o instrumento financiero, de acuerdo a una estimación lo más insesgada posible. Ahora bien, de acuerdo con las normas de contabilidad estadounidenses, el fair value se basaba simplemente en la valoración que hacía el mercado de dicho activo instrumento, y de esa forma se contabilizaba. A eso se le llama mark-to-market accounting.
El hecho es que, debido a los hechos acaecidos en el mercado desde hace más de un año y medio, ha habido ocasiones en que los activos han perdido valor de forma exagerada y que por lo tanto, su precio en el mercado no refleja necesariamente el valor que éstos tienen. En otras palabras, los balances de las empresas se han visto en su mayoría negativamente afectadas por la implementación de esta regla en su contabilidad.
De allí nace la iniciativa, aprobada en el marco del Economic Stabilization Act (plan de estímulo económico estadounidense aprobado el año pasado), de hacer una revisión específicamente a esta normativa, debido a que se considera que en coyunturas como las que estamos viviendo en estos momentos, el valor del mercado no refleja necesariamente el fair value del instrumento financiero. Para hacer el cuento corto, a principios de este mes, se aprobaron provisiones para flexibilizar dicha normativa, en el sentido que, si el mercado de un determinado activo cumple con una serie de características de «inactividad», es entonces posible valorar los instrumentos a través de metodologías alternativas que no necesariamente sean las de mark-to-market.
¿Cuál es la polémica alrededor de todo esto? A nuestro modo de ver, la normativa aprobada en este sentido es bastante imprecisa, sobre todo porque no provee de la metodología alternativa que se pudiera utilizar en caso de que el instrumento cumpla los requisitos para no ser valuado al precio del mercado. En consecuencia, esto pudiera entonces favorecer de manera significativa a las instituciones que decidan entonces utilizar estas provisiones para llevar a cabo su contabilidad.
Es posible entonces que, bancos como los que ya reportaron, estén de alguna forma «maquillando» sus balances, cuando todavía tienen en sus manos una serie de activos tóxicos, con valor prácticamente nulo, que sin duda afectan negativamente sus capitales. Debido a lo anterior, es posible que los reportes definitivos, a analizarse con lupa y suma cautela, traigan información que tal vez no sea del todo confiable.
Por otra parte, durante la semana se habló en muchas ocasiones del famoso stress test de los bancos. Dicha evaluación tiene como objetivo hacer un diagnóstico de los 19 bancos más importantes del país, que en términos generales consiste en evaluar el efecto que tendría sobre sus capitales un mayor deterioro de la economía. Para hacer dicho examen, dichos bancos deben basarse en las proyecciones que le otorgó el gobierno, que estiman que este año la economía caiga 3.3%, que tenga un crecimiento nulo en 2010 y que los precios de las casas caigan 22% más en lo que resta del año. El gobierno considera que los resultados de este stress test deberían ser secretos, ello seguramente con el objetivo de evitar que algún o algunos resultados puedan generar pánico.
A nuestro modo de ver esto es positivo en el sentido que va a ayudar a evaluar como se encuentra el estado de salud de las principales instituciones financieras del país y así poder tomar medidas a tiempo. Sin embargo, algunos han criticado este test porque las proyecciones son muy optimistas. En efecto, la última encuesta de Bloomberg arroja que el consenso de los analistas económicos estima en promedio una caída del PIB de 5% este año. Por lo tanto, los resultados pudieran ser peores de lo que arrojaría este famoso test, de acuerdo con el consenso de los economistas.
El gobierno espera que para finales de este mes se conozcan los resultados del test, y en base a ellos decidirá si es conveniente inyectar más capital. En todo caso, aún falta mucho para que la economía se recupere, y con más razón si el sector financiero sigue tan emproblemado como lo está hasta ahora.
¿Qué se espera para esta semana?
Esta semana no será tan nutrida de indicadores como la semana pasada, pero sin duda tendrán relevancia en el sentido que ayudarán a confirmar o descartar las hipótesis de los economistas, en el sentido de que la caída ya se está desacelerando - es decir, la economía está menos peor-.
El lunes 20, el Conference Board dará a conocer sus indicadores líderes, que se espera caigan 0.2% en marzo. El miércoles 22, la FHFA publicará su índice de precios de las casas, que se estima caiga 0.6% en febrero.
El jueves 23, el Departamento del Trabajo publicará las solicitudes de beneficios de desempleo y se darán a conocer las ventas de casas existentes, que se estima caigan a 4.65 millones en marzo. Finalmente el viernes 24, se publicarán las ventas de casas nuevas, que deberían, de acuerdo con las expectativas, caer a 340 mil unidades en el tercer mes del año. Se darán a conocer el mismo viernes 24 las órdenes de bienes duraderos, que se estima aumenten 1.2% en marzo.
Cabe destacar que el jueves 23, el Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, será el anfitrión de la reunión del G-7, a llevarse a cabo en Estados Unidos y donde seguramente se extenderán las discusiones que se llevaron a cabo en la Cumbre del G-20 pasada.
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